Los Salzillo, padre e hijo, en una misma procesión. El primero, autor del impresionante Jesús de las Mercedes. El segundo, de la Santísima Virgen del Primer Dolor que provoca la admiración de cuantos la encuentran a su paso. Desfile del Martes Santo, cortejo tan distinto al sentir murciano pero tan aceptado y ensalzado como la más barroca de las procesiones. Desfile del Martes Santo al que se suma la gubia magistral de otro Salzillo, esta vez discípulo más que hijo, llamado Roque López. Es el autor del San Juan anuncia la próxima llegada de María.Es en esta noche de la Salud cuando se cumple esa especie de penitencia que se torna gloriosa, cuando los ojos se llenan de lágrimas al recordar al padre y al abuelo que supieron transmitir su sabiduría nazarena, aquella abuela que con amor, que con primor vestía a los suyos en la oscuridad de la madrugada después de encontrarlos despiertos, en vigilia, velando los estantes. En Martes Santo es posible comprender el recuerdo del hijo perdido, del hermano que nunca abrazaremos ya en esta tierra, del amigo que nos dejó por sorpresa en un día de infortunio, y que allá arriba, por encima de este cielo de primavera, más allá de donde se eleva el aroma a alábega, a jazmín y a azahar nazareno, a sones que se convierten en auténticos caramelos sonoros, nos estarán contemplando en los balcones del Paraíso, con las mismas sonrisas, con la misma felicidad que anoche se les recordaba.Es en esta noche de los Hospitalarios cuando la campana del Cristo reluce más que nunca, como si andara convocando a cuantos sufren en sus cuerpos la enfermedad. Porque durante años, la talla que portan con rigor los cofrades de la Salud estuvo presidiendo la entrada del antiguo hospital. Ahora, en cambio, cada Martes Santo, mientras por Murcia resuenan los redobles del Rescate, va anunciando el cortejo blanco y rojo que, desde 1957, engalana y enriquece la Semana Santa murciana.Llega el instante en que ambos titulares se encuentran, como cada año, orgullosos sus estantes de haber cumplido y celebrado de nuevo un rito cuya fuerza supera cualquier diferencia. Y es desde aquí que los colores de ambas cofradías se entremezclan en el horizonte nazareno.Sólo al final, cuando el Señor de las Mercedes se adentre en su templo, restarán apenas unos segundos para aguardar la llegada del Cristo. María lo aguarda en la calle mientras el incienso da un toque de oración al encuentro. San Juan enmudece. Hay quien susurra una oración anónima, casi imperceptible entre el silencio que todo lo envuelve. Se acerca el final. Entre este Cristo remoto y el que resucite el domingo aún contemplará murciana otro Señor cruzando el Puente de los Peligros, vertiendo su sangre. Y otro vencido en la Cruz por San Lorenzo. Y un tercero camino del Calvario cuando amanezca la mañana del Viernes Santo. Y dos más, espléndido en su sepulcro y yacente de luto hebreo, al filo de la Vigilia Pascual.
El rojo y el blanco de las túnicas de los cofrades de la Salud fueron los protagonista, junto a las tallas de grandes imagineros como Salzillo, de la tarde de Martes Santo por las calles más céntricas de la ciudad.
Diario La Opinión
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El blanco y rojo hospitalario enmarcan las horas de un día que se convierte en noche
Díario El Faro 8-04-09.
Por A. Martinez.
Enmarcaban las horas del final de un día primaveral e incluso caluroso los cuatro pasos de la Salud que emprendían su andadura por las calles de Murcia tras traspasar no sin dificultad las puertas de la Iglesia de San Juan de Dios. Eran las ocho de la tarde cuando se abrieron las puertas de esta parroquia murciana y plena luz del día. El rojo y blanco hospitalario salían de la parte trasera del Instituto Cascales, antiguo hospital, con paso pausado y rítmico y los tambores sordos hacían su aparición. Poco después, Nuestro Padre Jesús de las Mercedes salía a la calle. Sobre una alfombra de rojo sangre, el Nazareno bailaba a la luz de un atardecer que cada vez era más inminente.La plaza abarrotada enmudecía ante la salida de este Nazareno, asombrándose por las dificultades que las puertas del templo provocaban a la salida del templo, aplaudiendo, una vez que está el Cristo de las Mercedes en las calles, la maniobra y el esfuerzo de estos estantes que con el capuz tapando la cara guardan silencio y su anonimato.Después, los penitentes ataviados con un fajín negro presagian la llegada de un San Juan obra de Roque López al que también aplaudieron y que los niños que se dieron cita allí miraban desde abajo con admiración.Después, el rojo hacía su aparición y las túnicas de los penitentes, en honor a la Virgen del Primer Dolor de Salzillo, se teñían de este color, dejando las capas blancas que se arrastraran por el suelo de forma rítmica y pausada.Ella aparecía, en todo su esplendor, de un blanco radiante y con el oro adornando su túnica. Era la Virgen más querida por esta Cofradía, la que sufre con esa mirada elevada al cielo, y que hace enmudecer al público a su paso por todas las calles de Murcia. Muchos se santiguaban, otros rezaban y le rogaban, un año más, salud y amor para este año.Casi una hora después, y apuntando ya el ocaso del Martes Santo, se enfrentaba el Cristo de la Salud a la dificultosa salida. Sufriendo encima de su cruz, y sobre un lecho de rosas y claveles rojos, el Cristo se erguía cada vez más ante la multitud de fieles que había en la plaza. Ya en la medianoche, y como final del día, San Juan, la Virgen del Primer Dolor y el Cristo de la Salud se encontraban para despedirse así hasta el próximo año, cuando saldrán en procesión, si Dios quiere.
Cortejos solemnes y rigor penitencial desde San Juan
Antonio Botías.
Rigor penitencial y solemnidad. Estas son las notas que caracterizan a los dos desfiles que esta noche recorrerán las calles murcianas. Se trata de los cortejos de las cofradías del Santísimo Cristo de la Salud y de la Hermandad de Esclavos del Rescate.
La Hermandad de Esclavos del Rescate es la primera en organizar su estación de penitencia, que arrancará desde la parroquia de San Juan Bautista, a las 19.00 horas. Los colores de sus túnicas son el morado, el verde y el blanco. La Hermandad de Esclavos del Rescate tiene tres tronos, el de la Cruz Guía, el de María Santísima de la Esperanza y Nuestro Padre Jesús del Rescate, una talla anónima del siglo XVII. La Virgen es obra de Sánchez Lozano, de 1948. la Cruz Guía fue realizada por Vicente Segura en 1955
Los cofrades de la Salud, por su parte, son herederos de la antigua Hermandad Hospitalaria, que en tiempos de los Reyes Católicos atendían a los enfermos del Hospital de Santa María de Gracia, sacan cuatro pasos: Nuestro Padre Jesús de la Merced, San Juan Evangelista, la Virgen del Primer Dolor y el Santísimo Cristo de la Salud. Curiosamente, el Cristo de la Salud es la talla más antigua que desfila en la ciudad de Murcia por Semana Santa. Esta bella escultura es una obra anónima datada entre los siglos XV y XVI. La Salud saldrá a la calle a las 20.00 horas desde la iglesia de San Juan de Dios. Luego, se sumará al cortejo del Rescate.
El atardecer del Martes Santo ofrece la salida de dos procesiones de carácter sobrio y con joyas artísticas que ofrecen una estampan diferente de la Semana Santa de Murcia