Muchas veces como hoy, te pregunto y no
logro a entender tu respuesta, seguro que, por mi falta de fe, seguro que, por
mi ceguera, seguro que al fin y al cabo porque me falta confianza en ti, y en
tu plan salvador sobre cada hombre, pero cada vez que se va un amigo como este,
perdóname señor, pero te pregunto,
¿Por qué?
Se va un buen hijo, un buen estudiante, un
buen amigo, un buen sacerdote, una buena persona, un buen nazareno, se va una
persona, de las que, por conocerlas, vale la pena vivir esta vida, se va un
enamorado de Dios y de sus hijos, de vivir con intensidad cada momento de la
que ha sido corta, pero intensa vida.
Siempre quedara en mi recuerdo, tu bondad,
tu manera fácil de ver y vivir la vida, tu optimismo, tus ganas de servir al
señor, tu amor al otro, tu entrega sin medida, y por supuesto tu valentía,
porque encontraste la perla más preciosa de este mundo y la cambiaste por todo
lo que tenías, por tus estudios, por tu música, por tus proyectos, por todo, y
decidiste seguir al señor, y hablar como has hablado, siempre bien de él, y a
hacernos conocer más a los que estábamos alrededor, grandes y pequeños, a
conocerlo un poco mejor y amarlo más como tú lo amabas.
Nos conocemos prácticamente desde que
nacimos, y hemos coincidido en nuestras vidas en muchos momentos, en la
infancia, amigos de juegos, que recuerdos....., en la pubertad, compañeros de
instituto, en la juventud, cuando entraste a la que ahora es tu cofradía, la de
La Salud, o a la del Amparo, de la cual eres fundador, o cuando me regalases un
recuerdo inolvidable para mi vida, tu coro, dirigido por ti, canto en mi boda,
y ahora desde que hace unos años decidí presentarme a teniente comendador de la
Asociación del Cristo de La Salud, de la cual tú eras el consiliario.
Aún recuerdo la noche antes de presentar
la candidatura, que te llame para saber de tu apoyo y de tu ayuda
incondicional, si Dios me concedía la dirección de la asociación.
He tenido al lado a un gran sacerdote, al
que yo y me gente nunca nos hemos cansado de oír tus homilías, tus
explicaciones, tus comentarios, han sido para nosotros como una luz en la
oscuridad, como un oasis en el desierto, como un guía para el que está
perdido….
Agradecimiento pues por todo lo que has
hecho y por todo lo que en tu corazón querías hacer y que no ha podido ser.
Contigo se va un trozo muy grande de mi corazón cofrade, de mis fuerzas en el
desánimo, de mi agua en la sed, de mi confianza en el temor, se va un trozo de
mi vida y de mi ilusión.
Muchos te vamos a recordar, tu familia,
tus amigos, tu cofradía, pero, sobre todo, te van a echar mucho de menos, los
pequeños, los cuales te tenían devoción y admiración, como no recordarte
rodeado de niños, de tus monaguillos, de los del coro, de las catequesis, y
como el amor era recíproco entre vosotros, ...dejar que los niños se acerquen a
mí, tú lo hiciste, y lograste que ellos amaran y conocieran más a nuestro Dios,
y que hoy su pequeñito corazón, te llore y te eche de menos.
Ahora, ya estás en el cielo, que en muchos
momentos viviste y nos hiciste vivir, espera a tus amigos y al igual que has
hecho durante tu vida, ayúdanos a buscar a Dios cada día, para ser así mejores
y buenos, como lo fuiste tú.
Hasta pronto Cuco.
Tu amigo José Isidro